Según la Encuesta Nacional de Patrones de Actividad Humana (NHAPS) de Estados Unidos pasamos el 90% de nuestro día en espacios interiores, es por ello que debemos darnos cuenta de la influencia que éstos tienen en nosotros.
Pasamos una media de 8 horas en el trabajo y aproximadamente unas 12 horas en nuestra casa. Hemos de ser conscientes que en los últimos dos años muchas personas han implementado el teletrabajo y trabajan desde casa, por lo que el tiempo que pasamos en casa aumenta.

La mayor parte de las casas/pisos provienen de promociones inmobiliarias estandarizadas a las cuales te tienes que adaptar y muchas veces tras haber hecho la primera inversión con la venta no queda presupuesto para invertir en una reforma para que la casa se adapte a nuestras vidas. Con los años nos damos cuenta que la casa ha transformado nuestras rutinas porque nos hemos tenido que adaptar a ella, signos que lo demuestran:
– Retraso en las rutinas diarias.
– Almacenamiento insuficiente, apelotonamiento de las cosas.
– No podemos disfrutar de una cena con amigos mientras cocinamos porque tenemos la cocina y el salón divididos y no podemos meternos todos en la cocina porque no cabemos.
-No poder vigilar a los niños mientras cocinamos.
¿Te es familiar alguna de estas situaciones?

Que un espacio se adapte a nuestras necesidades, ritmos y rutinas es de vital importancia. Debemos dejar a un lado las modas y las tendencias, un espacio debe ser funcional para aquella persona o familia que lo vaya a habitar. Toda la casa debe girar entorno a las necesidades de la familia que la habita, adaptándose a sus rutinas, estilo y ritmo de vida.
Texto: Isa Solbes. Disspai Studio
